Hace unos meses, descubrimos Arévalo en familia casi por casualidad, y fue amor a primera vista. Este encantador pueblo medieval de Ávila se convirtió en nuestra escapada familiar perfecta: un castillo que parece sacado de un cuento, calles empedradas donde los niños corren libres y una gastronomía que nos conquistó a todos. Lo mejor de Arévalo es que combina historia, diversión y tranquilidad sin agobios ni prisas. Los peques alucinaron explorando el castillo de Arévalo y su curioso museo del cereal, mientras nosotros disfrutábamos del encanto de sus plazas y el sabor de su cochinillo. Si buscáis un destino diferente para un fin de semana con niños, seguid leyendo. Os vamos a contar todos los secretos de Arévalo para que vuestra visita en familia sea tan especial como la nuestra.

Cómo llegar a Arévalo con niños
Llegar a Arévalo es muy sencillo, tanto si venís en coche como en tren. Desde Madrid, el trayecto en coche dura poco más de una hora por la A-6 y la AP-6, y si preferís el tren, hay conexiones directas desde la estación de Chamartín. Nosotros optamos por el coche para tener más flexibilidad con los niños, pero si viajáis sin vehículo, la estación de tren está a un paseo del centro histórico de Arévalo.
Dónde aparcar en Arévalo
Uno de los puntos fuertes de Arévalo es que es muy cómodo para moverse en familia. Hay varias zonas de aparcamiento gratuito cerca del centro y del castillo, así que no tendréis que preocuparos por el coche. Nosotros aparcamos junto al castillo de Arévalo, lo que nos permitió empezar la visita por todo lo alto y sin largas caminatas con los peques.
El Castillo de Arévalo: una aventura para toda la familia
Nuestra primera parada fue el Castillo de Arévalo, una fortaleza que parece sacada de un cuento. Los niños alucinaron recorriendo sus torres y murallas, y además la oficina de turismo organiza juegos y actividades temáticas para familias, como búsquedas del tesoro o gymkanas medievales. Si tenéis peques curiosos, ¡no os lo podéis perder!
Lo que realmente nos dejó boquiabiertos fue descubrir la increíble historia del castillo de Arévalo y la cantidad de vidas que ha tenido a lo largo de los siglos. El Castillo de Arévalo no solo fue una fortaleza defensiva, sino que también ha sido residencia de nobles, prisión de personajes históricos, cementerio, cantera de piedra y, lo más sorprendente para los peques, ¡un auténtico silo de cereal! Es el único castillo de España que ha cumplido esta función tan peculiar, y hoy en día, en la Torre del Homenaje, se puede visitar un pequeño museo del cereal que es una auténtica joya para los más peques de la casa.

Allí, los niños pueden tocar y experimentar con diferentes semillas de cereal, descubrir cómo se transforman en alimentos tan cotidianos como el pan, la pasta o la repostería, y entender la importancia que ha tenido el trigo en la historia de la comarca. Es una visita súper didáctica y divertida, donde los peques no solo aprenden, sino que también pueden jugar y curiosear entre sacos de grano, molinos y paneles interactivos. ¡Una experiencia que despierta todos los sentidos y que seguro recordarán mucho tiempo!

Además, el castillo ha sido testigo de grandes momentos históricos y ha acogido a personajes clave de la historia de España. Aquí estuvo recluida doña Blanca de Borbón, esposa del rey Pedro I de Castilla, y también se dice que la reina Isabel de Portugal, madre de Isabel la Católica, vivió en la fortaleza junto a sus hijos. Más adelante, el castillo de Arévalo pasó a manos de los Reyes Católicos, quienes lo reformaron y lo convirtieron en prisión de estado. Por sus mazmorras pasaron figuras como Fadrique Enríquez (por orden de Isabel la Católica), el marqués de Ariza, el duque de Osuna y, quizá el más famoso, Felipe Guillermo de Orange-Nassau, príncipe de Orange, que fue rehén durante el reinado de Felipe IV.
Después de siglos de historia, guerras y abandono, el castillo fue restaurado en el siglo XX y adaptado como silo de cereal, lo que le da ese toque tan especial y diferente. Hoy, además de ser un lugar perfecto para imaginar historias de caballeros y princesas, es un ejemplo de cómo un monumento puede reinventarse y seguir siendo el corazón de la ciudad.
Las plazas históricas de Arévalo: Plaza de la Villa y Plaza del Real
Después de explorar el castillo de Arévalo, es momento de descubrir las dos plazas más emblemáticas de la villa, perfectas para disfrutar en familia.
Plaza de la Villa: un viaje al medievo con niños
La Plaza de la Villa, declarada Monumento Nacional en 1931, es una de las plazas más bonitas de España. Su aspecto medieval fascina a los niños: suelo empedrado, casas con entramados de madera y ladrillo, y soportales donde pueden jugar mientras nosotros admiramos la arquitectura.
En el centro de la plaza de la villa destaca la Fuente de los Cuatro Caños del siglo XV, perfecta para refrescarse en verano. La plaza está flanqueada por las iglesias de Santa María y San Martín (siglo XII), esta última con sus curiosas torres gemelas que no lo son.
También encontraréis la Casa de los Sexmos, actual Museo de Historia de Arévalo, desde cuyos balcones los nobles presenciaban justas y festejos medievales.

Plaza del Real: donde vivió Isabel la Católica
Atravesando el Arco de Alcocer llegamos a la Plaza del Real, que debe su nombre a las antiguas Casas Reales donde vivieron Isabel la Católica y su familia durante siete años. Aunque el palacio ya no existe, la plaza mantiene su importancia con el Ayuntamiento (siglo XVI) y el Centro de Interpretación de la Naturaleza.
Los niños disfrutan haciéndose fotos con las estatuas de ilustres arevalenses mientras nosotros les contamos que aquí se celebraban las ferias medievales. Desde la plaza también se ve la iglesia de San Juan Bautista, integrada en la antigua muralla.

¿Dónde comer en Arévalo?
1. El Figón de Arévalo
Con más de 35 años haciendo historia, El Figón nos recibió con sus arcos de piedra y ese ambiente que te abraza nada más entrar. Aquí el cochinillo asado (o tostón, como lo llaman cariñosamente) es pura magia: crujiente por fuera, tierno por dentro. También nos tentaron sus chuletillas de lechazo y las croquetas variadas que vuelan de las mesas. Con un precio medio de 30-45€ por persona, es perfecto para esas celebraciones especiales en familia. Los niños se sienten como en casa y los mayores… ¡salimos con una sonrisa de oreja a oreja!
2. Asador Las Cubas
Este asador es otro imprescindible donde el cochinillo compite en excelencia con su hermano de El Figón. Pero lo que nos conquistó fueron sus cocochas de bacalao y la sopa castellana, perfecta para compartir. El horno de leña a la vista es todo un espectáculo. Con precios similares a El Figón (alrededor de 40€ por persona), el trato cercano del personal hace que los peques se sientan especialmente bienvenidos.
3. Restaurante Asador Goya
Y para los que buscan disfrutar sin que tiemble la cartera, el Asador Goya es una revelación. Su cochinillo no tiene nada que envidiar a los anteriores, y la sopa castellana reconforta el alma. Por unos 25€ por persona, comes de maravilla en un ambiente acogedor. ¡Ideal para familias que quieren saborear lo mejor de Arévalo sin excesos!
Los tres comparten esa esencia castellana que buscábamos: asados en su punto, raciones generosas y ese calor humano que hace que los niños coman contentos mientras los mayores brindamos con un buen Ribera. Porque en Arévalo, la gastronomía no es solo comida, ¡es pura experiencia familiar!
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